Cinco jugadores se reunieron alrededor de las Mansiones de la Locura, en este caso para vivir una aventura de terror en un tren con la aventura Tren de las 10:50 Arkham, de la última expansión Viajes Escalofriantes.

La aventura terminó con derrota de los investigadores, tras haber perdido a uno de sus miembros, aunque cierto es que un error técnico les privó de haber tenido una última oportunidad de intentarlo.

Otro grupo se quiso aventurar en la mansión Vanderbilt para desentrañar los misterios que le trasladaba Eugene, su mayordomo, relacionados con El ciclo de la eternidad.

Tras unos comienzos turbulentos, los eventos de los mitos comenzaron a pegar fuerte a los investigadores, hasta el punto de que la atleta Rita Young cayó en la locura. Cuando todo se descubrió, los monstruos invadieron la mansión y pusieron en muchos aprietos a nuestros héroes.

Los intentos de la parapsicóloga Agnes Baker por impedir la catástrofe fueron impedidos una y otra vez por los sectarios, y el enterrador William Yorick fue el siguiente en enloquecer. Cuando la mansión fue limpiada de monstruos, Agnes estaba demasiado castigada físicamente para continuar y cayó.

Tras un último intento infructuoso para solucionar las calamidades que ocurrían en la casa, la baja de Agnes fue demasiado para el grupo de investigadores, que abandonó la casa sin haber resuelto la investigación.

Nos dispusimos a una sesión de aventuras y terror con el escenario Tras las Puertas Cerradas, que hace despertar a los jugadores en una fría celda sin saber cómo han llegado allí y apenas sin equipo. En compañía de otros presos, nuestro objetivo será salir de la celda y conseguir escapar.

Apoyándonos en los dos personajes orientados al combate que formaban el grupo, redujimos a los primeros sectarios que aparecieron. Avanzamos por la trama interactuando con el resto de prisioneros e investigando las habitaciones que íbamos descubriendo. Aparecieron enemigos cada vez más fuertes y, a pesar de disponer de una escopeta que hizo estragos entre ellos, consiguieron retrasarnos mucho y hacer enloquecer a nuestra atleta.

Finalmente, invertimos demasiado tiempo y nos volvieron a capturar, ya para no volver a salir jamás...